En el sistema ayurvédico existen tres manifestaciones de la energía que se llaman doshas. Son tres: Kapha, Vata y Pitta.
Configuran todo el mundo material en varios niveles fractalmente equivalentes: la persona individual, las partes del día y las partes del año, las etapas de la vida, los alimentos, etc…
Pero ¿de dónde proceden?
Resumiendo mucho el universo está dividido en dos principios fundamentales (como el yin y el yang en China): el purusha y el prakriti. De estos emana la conciencia universal y de esta los tres gunas que a su vez son el origen de los 5 elementos materiales del mundo físico. Las asociación de estos últimos en grupos de dos son los doshas.
Es decir, el universo tiene un origen espiritual y sutil. Originalmente todo es conciencia y energía y luego ésta se va condensando hasta crear los átomos, los ladrillos del mundo sensible. Es decir, la materia manifiesta, los doshas, son modos de ser de la energía primordial. El universo va de lo simple a lo complejo.
Como las partes forman parte de un todo superior el ayurveda es un sistema holístico donde todas las manifestaciones del universo incluidas las personas están relacionadas. En cambio en occidente predomina la idea de que estamos “separados” y esto influye en la interpretación que se da a la salud y la enfermedad en ambos sistemas.
Ninguno de los doshas es más importante que el otro pues son complementarios y están en continua mutación e intercambio. Cuando en un determinado sistema, por ejemplo una persona, los doshas están equilibrados se llama prakriti y si hay un desequilibrio vkriti.
Vata está compuesto de éter y viento. Pitta de fuego y agua y Kapha de agua y tierra. Como se ve van también de los sutil a lo denso.
Por ejemplo cada parte del ciclo vital de plantas y animales, cada parte del año y del día son una sucesión cambiante de doshas. En el caso del día se llama “reloj ayurvédico” y es importante conocerlo para armonizar nuestros hábitos personales (nuestro prakriti personal y ocasional) a los ritmos del día en cuanto a hábitos de sueño y alimentación.
Los doshas se manifiestan en las personas tanto en lo físico como en lo emocional. Hay cuerpos pitta y emociones pitta por ejemplo.
Por ejemplo cuando un dosha está en estado de vkriti los vata manifiestan emociones frías como la preocupación, el miedo o la ansiedad. Los pitta emociones calientes como la ira, el resentimiento y los celos. Y los kapha emociones pesadas como la depresión y el letargo.
Los cuerpos también presentan diferencias en su estructura según el dosha predominante.
Estos también regulan las funciones metabólicas del cuerpo y por lo tanto tienen un predominio en las tres partes del cuerpo. Por ejemplo en la zona abdominal predomina pitta porque es donde se produce el fuego de la digestión y la transformación de los alimentos en nutrientes útiles.
Todos tenemos una proporción única de doshas, una huella dactilar que nos hace especiales. Somos iguales porque estamos hechos de las mismas piezas de lego pero cada uno somos una construcción diferente.
Es por eso que la medicina ayurvédica, igual que la china, atiende más al enfermo que a la enfermedad. En cambio el sistema occidental tiende a las abstracciones lingüísticas y las categorías y su “evidencia científica” suele ser de tipo estadístico, por la propia naturaleza inductiva de sus enunciados.
Es decir, diluye la experiencia directa de lo manifiesto individual y encasilla lo diverso en compartimentos estancos (“depresión” “bipolaridad” y mil transtornos más que son por cierto un lucrativo negocio).
El individuo deja de ser importante pues es un sujeto paciente y no activo y responsable del equilibrio de sus doshas, humores, chi o lo que sea: no es que él esté desequilibrado sino que “padece” “enfermedades”.
Pretende ser empírica y “objetiva” cuando en verdad tiende a alienar lo manifiesto, es decir, la huella dactilar de cada uno.